miércoles, 24 de septiembre de 2008

TEME A LOS IDUS DEL TRAGO

La horrible sensación de tener los dientes blandos, como granos de maíz cocidos y los oídos tan sensibles, que el mas mínimo movimiento de los astros en sus esferas, causa trastornos insoportables. Todo sumado a la horrible certeza de haber saciado los deseos salidos desde el mas oscuro fondo de la bragueta, con un firme cuerpo femenino, cuya portadora tiene un nombre que no logramos recordar. Todo se junta y conjura. 

Los viejos maestros cantineros recomendaban emborrachar la borrachera, para eso inventaron el bloody mary, a mitad del camino entre el gazpacho y el vodka y los mas clásicos crearon engendros como la gallina de la pradera, con tabasco, caldo de carne, pimienta fresca, vodka y un huevo crudo que se bebe de un solo golpe.

Los mariscos tienen gran cantidad de minerales, entre los mas útiles el sodio, que permite al cuerpo retener el liquido que el alcohol le niega y así hidratarlo y bajar el dolor de cabeza producido por las membranas cerebrales escasas de agua y ahítas de licor.

Pero, siempre quedará la tentación de beber cerveza para acompañar el ceviche; reciclando el ciclo. Y el gusto a limón y el inevitable aceite pueden irritar el estómago y causar mas daño que provecho.

Volviendo a los hechos científicos, lo mejor para evitar la intoxicación alcohólica y el daño al hígado, es la vitamina E, dos tabletas con abundante agua, antes y después de los sucesos.

Pero estos recursos están lejos de la poesía del emborrachamiento. Y se convierten en tímidos rituales preparatorios sin los cuales, el primerizo no se atreve a entregarse a Baco. Decididamente, estrategias propias de novatos colegiales y contadores de lentes gruesos. Como puede certificar la dama que duerme placidamente en tu cama, no hay nada mejor que lo natural.

Entonces, levántate hombre, levántate de entre las cenizas del resto de mortales y luego de arropar silenciosamente el delgado cuerpo de la deliciosa anónima; dirígete a la cocina.

Una vez ahí, en el centro efectivo del universo que gira, gira y gira a tu alrededor, precalienta el horno, unos ciento ochenta grados es suficiente. Mientras sube la temperatura, en un recipiente adecuado, coloca por capas; papas crudas picadas en cubos pequeños, uno o dos paquetes de guata cortada en cuadrados y algo de cebolla, ajo y pimientos.

Para terminar, sobre todo lo anterior hay que añadir tomates picados, sal, un buen chorro de aceite de oliva y vino blanco hasta que generosamente cubramos toda la preparación. Inmediatamente se lo deja en el horno durante un par de horas, que son suficientes para volver a la cama a seguir refocilando o perezosamente retozar, en este día de pequeños y tranquilos placeres culposos.

 

Cuando la resolana de la tarde o el aire frío de la tormenta te despierten nuevamente, puedes llevar el cocido caliente a la cama, recién salido del horno, para recuperar fuerzas y demostrar que uno puede temer a los idus del trago y sus demonios, pero es de hombres el presentar batalla y duros frentes a las inclemencias de la vida agitada y… Salud!

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Carlos Fuentes

Carlos Fuentes
Chef ejecutivo, hizo sus estudios en Francia. Ha trabajado en Europa, en Estados Unidos, Panamá y Ecuador.